miércoles, 25 de agosto de 2010

Más allá de la escena. Cuerpos e historias en movimiento

Genoveva Mora - desde Ecuador

Una posibilidad, un estado, una situación; la constitución de algo o alguien…Un título que provoca y amplía las posibilidades de creación y lectura. Una puesta en escena de cuadros diversos, de situaciones particulares que se transforman en la proyección de los avatares humanos.

La única y verdadera condición para esta obra está dada para sus intérpretes, sine qua non: bailar. De hecho, si algo hay admirable es el momento del elenco de la CND, su impecable nivel, así como el haber accedido a un grado de entendimiento con la propuesta coreográfica de Jorge Alcolea, quien en su anterior trabajo: Una Puerta, proponía ya esa interacción entre pantalla y escena. Si bien este ejercicio ha sido probado por otros creadores, Alcolea pone en juego aquello de quebrar la “condición” de bailarín, en estricto sentido, sugiere ser parte de una proyección, del juego teatral; además de convertirse, de acuerdo al momento y necesidad de la obra, en silenciosos tramoyistas que modifican el escenario mediante el movimiento de los paneles/pantallas, piezas claves en esta creación.

Esta propuesta tiene, como toda elaboración artística, la posibilidad de ser leída, simplemente desde el placer, desde la voluntad de acomodarnos en la butaca y entregarnos al deleite de la danza por la danza, admirar la ductilidad de esos cuerpos, la dinámica de la música y la imagen o darnos el gusto de pasar una velada encantadora, así, sin más ni más. ¿por qué no?

Sin embargo, la buena (¿o mala?) costumbre de leer más allá de lo evidente me lleva a pensar en La condición como un estado del mundo posmoderno, escindido en sus sueños de poder y ubicuidad; delirante en su obsesión de proyectarse hacia un mundo hiperreal, donde la perfección es posible, o mejor dicho, donde voluntariamente se construye un mundo “a la perfección”. Puede ser también el escenario donde deambulamos como objetos con fecha de caducidad, como sujetos-objetos irremediablemente perecibles.

Esta prolongación y corte de la realidad es doble, así lo creo desde mi particular lectura, quizá también desde la necesidad de justificar y entender esa suerte de intermitencia, de irrupción que se produce en las “historias” de hombres y mujeres a través de la presencia de “escenas” dislocadas de esa realidad o atmósfera con que inicia la propuesta, ¿será acaso todo ese juego con el cine mudo, una forma de romper. Otra puerta de escape para no mirar-nos?

Omar Aguirre y Lorena Delgado bailan un estado y dibujan con su gesto el dolor del desencuentro, que tiene como correlato la proyección de sus cuerpos en las pantallas de luz y sombra, artificio que a esta historia sin palabras le confiere natural y sugerente profundidad. Igual ocurre con la escena de la cama, Gabriela Rosero y Fernando Cruz, la pareja que despierta al desamor, y en un sutil y magistral diálogo de cuerpos hablan y dibujan en el espacio la eterna gimnasia de pareja.

En general todas las escenas son interpretadas con pulcritud, con pasión que invita al espectador a entrar en el artilugio de lo real y lo virtual, y a preguntarse mismo junto a ese grupo de mujeres y hombre, ¿dónde está lo real? en las sillas que manipulan Eliana Zambrano, Yolanda y Yulia Endara, Gabriela Rosero y Sebastián Salvador o en su proyección. ¿Cómo dudar de la verosimilitud de Pedro Hurtado en la magnífica escena de la mosca?

Quizá uno de los mejores momentos, el que se lleva los laureles, es el de Emilia Benítez junto a Oscar Santana, Fernando Cruz, Omar Aguirre, Paúl García, Vilmedis Coba y Christian Albuja, donde el recurso del títere adquiere una connotación simbólica y la condición de esta mujer despliega una amplísima gama de lecturas y sensacones, nos sobrecoge y sorprende con una lenguaje interior que decanta en el cuerpo.

La Condición es un trabajo lleno de méritos donde la entrega de sus bailarines, el acierto en la iluminación (Pilar Velasco), la pertinencia de la música, incluso la constante irrupción, hasta diría impertinencia de ciertas escenas con el afán de sorprender, o la presencia obligada del video en alguna escena, se equilibran y congregan en un trabajo de equipo donde el vestuario de Pepe Rosales, el diseño escenográfico de Víctor Hoyos, la participación de todo el equipo técnico aporta orgánicamente a esta coreografía dirigida por el talentosos “Yoyi” Alcolea.

La condición

Coreografía: Jorge Alcolea

Diseño de vestuario: Pepe Rosales

Diseño y confección de escenografía: Víctor Hoyos

Diseño y confección de títere y utlilería: Patricio Estrella-Grupo Espada de Madera

Confección de vestuario: Clara Leguisamo, Roberto Ramírez, Enrique Caticagua

Imagen y video: Jorge Alcolea, Santiago Vergara, con la participación del equipo técnico del Teatro Nacional Sucre

Elenco: Omar Aguirre, Cristian Albuja, Emilia Benítez, Vilmedis Cobas, Fernando Cruz, Lorena Delgado, Yolanda Endara, Yulia Endara, Paúl García, Pedro Hurtado, Gabriela Rosero, Sebastián Salvador, Oscar Santana, Eliana Zambrano

Dirección General. María Luisa González

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